martes, 5 de febrero de 2008

El ojo otro. Carlos Autieri.

Me mande al super 8,
hay cosas que lo digital
nunca podrá registrar.

Las molestias del revelado
y los riesgos del proyector
son un placer más,

un riesgo fetichista e innecesario,
como hacerse cosquillas con un tenedor
o echarse perfume en ciertas partes los feriados.

Además está esa cosa del cine,
del arte, del aura de la obra,
de captar luz y alma en una máquina.

Y tener una máquina en la mano
no es algo que se deba despreciar,
una cámara se parece demasiado a un arma;

y ya sabemos bien lo que un revólver
o un lente nos pueden hacer
al hundirnos su ojo hasta desalmarnos.

Pero con una cámara y un revólver
cargo dos ojos muy exigentes;

dos ojos negros,
....................que me parecen,
.........................................demasiado humanos.

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